Internet, al que solíamos ver como herramienta de comunicación global y libre, hace ya tiempo que en China se convirtió en una maquinaria de control político y social sin precedentes. Lejos de ser el agente democratizador que muchos habían vaticinado, la Red ha sido adaptada en el gigante asiático para fortalecer el control estatal y limitar la influencia de ideologías externas.
En el centro de esta estrategia se encuentra el "Gran Cortafuegos", un complejo sistema de censura y vigilancia digital que regula la información accesible para los ciudadanos chinos y mantiene al país aislado del resto del mundo en el campo de lo digital.
El nacimiento del Gran Cortafuegos
Desde finales de los años 90, el gobierno chino comenzó a construir un sistema de control de internet con dos pilares fundamentales: el Gran Cortafuegos, diseñado para bloquear el acceso a contenido extranjero no autorizado, y el Escudo Dorado, un programa de vigilancia doméstica implementado por el Ministerio de Seguridad Pública. Una vez implementados, ambos sistemas han dado lugar a una industria entera dedicada a la censura y la vigilancia digital.
Con el tiempo, la tecnología utilizada en este sistema ha evolucionado considerablemente, desde simples bloqueos de direcciones web hasta sofisticados mecanismos de inspección de paquetes de datos, que permiten filtrar información específica dentro de plataformas extranjeras sin necesidad de prohibirlas completamente.
La maquinaria de censura: cómo opera el sistema
El Gran Cortafuegos opera en varios niveles:
- Bloqueo de sitios web extranjeros: Plataformas como Google, Facebook, Twitter, YouTube y medios occidentales como The New York Times y Bloomberg están completamente inaccesibles en China. Para ello se filtran las direcciones IP y se manipulan los servidores DNS.
- Filtrado de palabras clave: Términos políticamente sensibles, como "Tiananmén", "democracia" o "derechos humanos", activan bloqueos automáticos en buscadores y redes sociales chinas. Aunque la picaresca a veces resulta útil para evadirlo.
- Inspección profunda de paquetes (DPI, por sus siglas en inglés): Esta tecnología analiza los datos que circulan por la red y detecta ciertas palabras clave (términos políticamente sensibles, como "Tiananmén", "democracia" o "derechos humanos"), bloqueando automáticamente el tráfico asociado.
- Regulación del contenido doméstico: Empresas como WeChat y Weibo deben cumplir estrictas regulaciones de censura. Incluso los comentarios en redes sociales son monitoreados y eliminados si cruzan líneas rojas impuestas por el gobierno.
- Restricción del acceso a VPN: Aunque muchas personas intentan esquivar la censura mediante redes privadas virtuales (VPN), el gobierno chino ha perfeccionado sus técnicas para detectar y bloquear estos servicios.
- Manipulación de la opinión pública: China emplea a un ejército de "comentaristas de los 50 centavos", trabajadores que reciben un pago por publicar mensajes a favor del gobierno y desacreditar opiniones disidentes.
¿"Comentaristas de los 50 centavos"?
Así es. Según un estudio de 2016 de la Universidad de Harvard, el gobierno chino fabricaba ya entonces cerca de 450 millones de publicaciones en redes sociales al año, con el objetivo de crear la apariencia de brotes 'virales' de actividad en la web. Estas publicaciones buscan distraer de temas potencialmente incómodos, y la mayoría son elogios al gobierno, artículos sobre la historia revolucionaria, fiestas nacionales y otros temas patrióticos.
El estudio afirmaba que, en contra de la creencia popular, estas publicaciones no son realizadas por personas pagadas por publicación, sino por empleados gubernamentales como parte de sus deberes oficiales. No consta que, por ahora, hayan delegado esta tarea en bots basados en IA.
Un ecosistema digital aislado y controlado
A pesar de todas estas restricciones, el ecosistema digital chino es uno de los más avanzados del mundo. En lugar de Google, los chinos usan Baidu en vez de Google y Weibo en vez de X; WeChat domina la comunicación (a modo de app de mensajería y red social con esteroides); y Alibaba reemplaza a Amazon. Estos gigantes tecnológicos han prosperado en un entorno protegido del capital extranjero, asegurando que el control del gobierno sobre la información y la economía digital permanezca intacto.
El crecimiento de estas empresas también ha sido impulsado por la política de "proteccionismo digital" del Partido Comunista. Empresas extranjeras que han intentado ingresar al mercado chino, como Google y eBay, han fracasado debido a las estrictas regulaciones y la competencia desleal de empresas locales.
¿No hay formas de sortear el Gran Cortafuegos?
Las aplicaciones VPN son una de las herramientas más utilizadas para evadir el Gran Cortafuegos, pero su efectividad es limitada, debido a las estrictas medidas de detección y bloqueo implementadas por el gobierno chino.
La mayoría de las VPN gratuitas y comerciales son detectadas y bloqueadas rápidamente; la mejor forma de que no las detecten es usar aquellas que recurren a técnicas avanzadas de ocultación (como Obfsproxy, Shadowsocks o WireGuard) para disfrazar el tráfico y evitar la detección.
Eso sí, si tienes que viajar a China no esperes a estar allí para instalarte el VPN, porque esta clase de aplicaciones están prohibidas en las versiones chinas de las tiendas de aplicaciones.
Herramientas como Tor pueden ofrecer cierto grado de anonimato online, aunque su uso es limitado debido a la vigilancia y las restricciones técnicas. Así, China bloquea activamente los nodos de entrada conocidos de esta red, lo que impide que la mayoría de los usuarios accedan de manera convencional.
Y aunque algunos usuarios pueden conectarse a Tor recurriendo a 'bridges' (nodos no listados públicamente), muchos de estos también son bloqueados cuando las autoridades los detectan.
Pero, en la mayoría de los casos, los usuarios chinos necesitan complementar su acceso Tor con una VPN. Finalmente, algunos usuarios usan alternativas I2P o Freenet, aunque estas redes no son tan populares ni tan fáciles de usar como Tor.
Un modelo envidiado por vecinos y no tan vecinos
Dentro de China, el efecto de este control es una población que, en su mayoría, desconoce los debates que ocurren fuera de sus fronteras. La censura ha logrado que eventos políticamente sensibles (como la masacre de Tiananmén) sean apenas conocidos por la juventud china.
El modelo chino de censura digital tiene influencia más allá de sus fronteras. Varios países autoritarios, como Rusia, Irán y Vietnam, han adoptado tecnologías y estrategias similares para monitorizar y restringir el acceso a la información. Incluso democracias occidentales ya ponen sobre la mesa como algo normal la necesidad de regular con mayor dureza la difusión de opiniones en Internet.
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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